
Novias icónicas y rompedoras de todos los tiempos
Viajamos a la Historia de algunos de los vestidos de novia más icónicos de todos los tiempos. Es solo un pequeño listado, porque en la Historia de la Moda podemos encontrar grandes referencias de aquello que ha perdurado al tiempo como "icono de estilo". Pero en este caso, hemos rebuscado en el tiempo a esas novias icónicas y rompedoras que rompieron con lo establecido y respetaron su autenticidad dejando para siempre su sello en la historia.
Una de estas novias innovadoras fue Brigitte Bardot en su boda con Jacques Charrier.
La actriz, cantante y una de las musas de la inspiración en términos de moda y estilo, se casó en 1959 con Jacques Charrier, su compañero de reparto en la película Babette se va a la guerra. Era su segunda boda.
Su vestido, un diseño de Jacques Esquerel nada tenía que ver con el protocolo nupcial. Nada de blanco, nada de tul, ni encajes, nada de todo aquello que se esperaba. Era un vestido en color rosa con cuadros vichy y corte midi que pasaría a la historia del estilo para siempre.
Tal era la influencia de la actriz que hasta el propio escote pasó a llamarse escote Bardot, y su vestido de boda no iba a ser menos.
Bianca Jagger, o Bianca Pérez - Mora. Su look nupcial puede que sea uno de los más rompedores de todos los tiempos, y uno de los más inspiradores.
Bianca, activista, defensora de los derechos de la mujer hasta la saciedad y musa de estilo e icono de una época se casó en 1971 con Mick Jagger, cantante de Rolling Stones, en Saint Tropez. Lo hizo con una blazer blanca, una falda midi de Yves Saint Laurent una pamela y un velo. Sofisticado y con una personalidad arrolladora.
La nicaragüense que se divorció años después confesó que “Mi matrimonio acabó el mismo día de la boda”.
Jane Birkin protagonizó junto a Serge Gainsbourg una de las historias de amor más icónicas de todos los tiempos. Se conocieron en París durante el rodaje de la película Slogan.
Las imágenes de una joven Jane, con su frescura característica en un vestido de croché y una sencillas flores en la cabeza, ha dado la vuelta al mundo y a inspirado a miles de novias. Una novia bohemia, sencilla y con una personalidad que atrapa.
Audrey Hepburn. La inolvidable, musa e icono irremplazable se casó dos veces, pero estuvo a punto de casarse una tercera con 23 años. Con el vestido terminado encargado a las hermanas y diseñadoras Fontane decidió suspender su boda y donar el vestido a alguien que no tuviera recursos. Años después la familia Fontane consiguió recuperar el vestido que luego fue subastado.
A los dos años y después de haber protagonizado su famosísima película Vacaciones en Roma junto a Gregory Peck conoce a Mel Ferrer que se convertiría en su marido. Se casaron en una capilla privada del siglo XVIII en el pueblo suízo de Burgenstock.
El vestido de Audrey creado por Pierre Balmain y de inspiración victoriana era de corte midi de organdí blanco con cuello alto, abotonado y ceñido a la cintura. En la cabeza una corona de rosas blancas le hacía parecer salida de un cuento. Un traje que años después ha servido de inspiración para muchas novias.
En su segunda boda con Andrea Dotti, médico italiano elige algo mucho más sencillo, así que confió en su gran amigo Hubert de Givenchy que le confeccionó un vestido Baby Doll de lana rosa con cuello chimenea y mangas acampanadas. En su cabeza un simple pañuelo extraído del tejido del vestido, acompañado de un sencillo bouquet de flores blancas. Audrey encarnaba la novia de una nueva era.
El nombre de Margaux Hemingway resuena últimamente porque su vestido de novia es pura tendencia. En 1975, la nieta del célebre escritor se casaba con Errol Weston en París con un vestido de aire campestre y romántico, de broderie cerrado hasta el cuello. Llevaba también un recogido de flores y una pamela con mucho estilo. Frescura y delicadeza femenina que no puede ser más chic.
El azul cielo envuelve el vestido de novia de Rita Hayworth en su boda con el príncipe Aly Khan en mayo de 1949. Un diseño creado por el francés Jacques Fath con camisa y falda plisada al que acompañaba una maravillosa pamela de Christian Dior de su colección “New look”. Un vestido sofisticado pero a la vez tan sencillo que no cuadraba con la impresionante boda que celebraron. La actriz entró en la ceremonia pisando un manto de flores de 30.000 rosas y al lado se encontraba una piscina con 1.000 litros de agua de su colonia favorita traída especialmente para el gran día desde Grasse, sobre el agua flotaban flores y un ramo con las iniciales de los novios.
Novias con estilos eternos que perduran al paso de las tendencias. Y es que para dar el gran paso no necesariamente hay que ir de blanco.
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