Las novias de Yves Saint Laurent: alta costura que rompió convencionalismos

Las novias de Yves Saint Laurent: alta costura que rompió convencionalismos

El 1 de agosto de 1936 nacía en Orán, un genio de la moda, Yves Saint Laurent. Uno de nuestros modistos favoritos y fuente de inspiración continua que nos impulsa a encontrar piezas vintage únicas. 

Hoy, en el aniversario de su nacimiento, queremos rendirle homenaje recordando sus vestidos de novia más icónicos. Piezas que, aunque menos conocidas que sus smokings o sus referencias al arte, supieron reinterpretar la figura nupcial con creatividad, poesía y libertad.

Diseños, muchos de ellos, rompedores, modernos, fueron el fiel reflejo de la mujer que quería mostrar Yves Saint Laurent, donde el convencionalismo no tenía cabida y la creatividad se mostraba en su máxima expresión.

👑 1959: La novia imperial de Farah Diba

Yves Saint Laurent tenía solo 23 años cuando, como director artístico de Dior, diseñó el vestido de boda de Farah Diba, futura emperatriz de Irán.
El diseño, bordado en hilo de plata, incluía un abrigo con cola y escondía en sus dobladillos hilos azules como amuleto de fertilidad. El resultado fue majestuoso y simbólico: una fusión entre Oriente y la Alta Costura parisina.

Un instante de la ceremonia. (CP)


Imagen

En esta imagen el modisto prepara el vestido de novia de Farah Diba.

✨ 1963–1965: Novias escultóricas, arte y tradición

En sus primeros años con casa propia, Yves Saint Laurent convirtió el cierre de sus desfiles en un acto casi ritual. En 1964, presentó una novia en algodón damasco blanco.
Un año después, en 1965, cerró su célebre colección "Mondrian" con un vestido de punto inspirado en las muñecas rusas, tejido a mano con cintas de satén de seda marfil. La silueta era cerrada, casi monacal, con el rostro como único foco de luz.

Otro de los diseños nupciales de Yves. Vestido de novia en algodón damasco blanco, de su colección Primavera - Verano. París (1964).

Otra de las joyas de la colección de novia de Yves Saint Laurent fue este vestido de novia, espectacular de encaje blanco con brocados de flores. Colección Alta Costura Otoño-Invierno  1963-1964.

Imagen: museeyslparis

Presentado en la misma colección que los vestidos Homenaje a Mondrian, el vestido de novia de punto cerró el desfile de esa temporada. Era tradición cerrar un desfile con un look nupcial. Ese año, Yves Saint Laurent se inspiró en Rusia, concretamente en las matriochkas. Tomó prestada la misma forma para su diseño de lana tejido a mano con cintas de satén de seda color marfil, de las que solo asomaba el radiante rostro de la modelo.

Novias 70s.

Los 70, la época de la frescura, de la libertad que también quiso reflejar el modisto en las creaciones nupciales que presentó en sus colecciones. Como una novia con traje de chaqueta y velo blanco que simbolizaba el nuevo poder, la igualdad, y una mujer firme y decidida. Una osadía para las que seguían los convencionalismos al pie de la letra.

Los excesos de los 80.

Una época de excesos bien reflejada en los diseños nupciales de Saint Laurent. Como este diseño con tul exagerado y accesorios XXL.

Puro exceso

Los 90 y las últimas novias de Yves.

Los vestidos de novia de Yves Saint Laurent en los años 90 y principios de los 2000 fueron el broche final de sus desfiles de alta costura, siguiendo una tradición que había comenzado desde sus inicios: cada colección cerraba con “la mariée” (la novia). Sin embargo, a diferencia de otras casas, sus novias no eran convencionales ni repetitivas: eran oníricas, teatrales, artísticas y, a veces, provocadoras.

Yves Saint Laurent

Colección Otoño - Invierno 1997 - 1998

Una de las modelos más icónicas de la época, Laetitia Casta fue novia de Yves en la colección primavera -verano de 1999. En el cierre de ese desfile, Casta lució un espectacular vestido de novia floral adornado con flores vivas, un diseño icónico que encapsulaba la visión romántica y audaz de la feminidad de Saint Laurent.

Las novias de Yves no fueron figuras estáticas envueltas en blanco, fueron belleza, carácter y fantasía.

Lejos del cliché, sus diseños invitan a imaginar un altar propio: uno donde la creatividad, la elegancia y la libertad caminan juntas.
Eterno siempre Yves.
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